Si no podemos practicar los conocimientos que hemos adquirido en un entorno real, es muy probable que surjan problemas de adaptación entre la teoría y lo que sucede en realidad. Cuanto más compleja es una actividad, hay más cosas que pueden variar y presentarnos problemas.
En principio, los simuladores son un paso intermedio entre el aprendizaje teórico y el mundo real. Pensemos, por ejemplo en un piloto de avión: por mucho que haya memorizado el funcionamiento de cada sistema del aparato, cuando trate de pilotar uno, se le presentarán muchas dudas para elegir entre diferentes formas de actuar.
Pero si puede utilizar un simulador, puede permitirse cometer muchos errores hasta que aprenda cuál es el mejor método de hacer cualquier maniobra.
Esa es la principal ventaja de los simuladores: el permitir que el alumno sea parte activa en el aprendizaje, en un entorno que es a su vez también activo y cambiante continuamente.
Además, hay otras ventajas añadidas en su utilización, como, por ejemplo, la motivación que produce en la persona que lo usa, que se siente retado a mejorar; o la posibilidad de simplificar la realidad simulada para estudiar por separado distintas variables que influyen en el funcionamiento del objeto simulado, para luego, si queremos, ir complicando poco a poco las cosas para tratar de estudiar todos los posibles problemas que podemos encontrarnos.
Hay otra ventaja que se deriva de todas las anteriores y que en muchas ocasiones se convierte en la principal, y es la reducción de costes de los programas de enseñanza especializados: sale mucho más barato usar un simulador que un vehículo real, que consume combustible, que puede averiarse o accidentarse, etc. Además, en ocasiones, si no utilizáramos simuladores, podríamos poner en peligro nuestra vida o la de otras personas, debido a la gran peligrosidad de algunos aparatos.
Por último, hay otra característica que los hace muy apropiados para las nuevas generaciones, para los nativos digitales, que consiste en que permiten aprender sin esfuerzo intelectual previo, sin haber tenido que leer nada anteriormente, permitiendo aprender de los errores de una manera mucho más rápida y fiable.
