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domingo, 12 de diciembre de 2010

  EN LA ELECCIÓN  ESTÁ EL ACIERTO





Un punto importante en la educación es el CONSUMO RACIONAL de la televisión es desarrollar y fomentar el interés que tengan los niños por un contenido televisivo y completarlo con otras fuentes de información, como revistas, libros, etc.

En primer lugar: RESPONSABILIDAD DE LOS ADULTOS.
 Los adultos, padres y profesores, tenemos la gran responsabilidad de educar a los niños en el consumo de la televisión.
No  podemos dejarlos solos en esta faceta del consumo televisivo, como no los abandonamos a su suerte en otros ámbitos de su vida: en lo que deben comer, en cómo deben vestir, en su salud y en su ocio, tampoco.

Además: PROGRAMAS DE INTERÉS.
                En la programación televisiva existen algunos programas que son interesantes para los niños y que pueden ayudar a ampliar sus conocimientos o fomentar sus aficiones o sus intereses.

Si un niño muestra interés por un programa científico, de biología, por ejemplo, los padres pueden aprovechar esa circunstancia para ofrecerle revistas o juegos didácticos del mundo animal o del tema que sea.

Hay niños o jóvenes que se sienten atraídos por los deportes, quizás porque practican algún deporte también o simplemente porque les gusta lo que ofrecen: diversión, competitividad, riesgo, emoción, etc. Los adultos tendrían que partir de este interés de estos espectadores para aportarles más información o fomentar en ellos el interés por la lectura o la búsqueda de más información.

En definitiva: CONSUMO RACIONAL.
La televisión es un medio que puede desempeñar un papel muy importante en un niño y en un joven, pero  hay que consumirla con racionalidad, buscando sus valores, que sin duda tiene, y aprovecharlos para los consumidores más jóvenes de nuestra sociedad.



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   por una televisión de calidad

Los medios de comunicación de masas (mass media, en inglés) han supuesto una revolución en la sociedad, en cuanto que transmiten mucha información y entretenimiento a un número considerable de personas, en tiempo record y llegan hasta los lugares más recónditos de la Tierra.

Junto con la prensa y la radio, la televisión es un medio de comunicación muy potente, tiene mucho poder social, actúa como instrumento político, satisface demandas culturales, difunde información, da compañía y hasta diversión.

Sin embargo, además de las grandes e incontestables ventajas que tiene, también pueden producir inconvenientes, como confusión entre realidad y ficción, y otros  daños en los usuarios, sobre todo los niños y jóvenes, que son los más receptivos en influencias positivas o negativas.

Actualmente, en la Televisión española hay muchos programas que no son adecuados, ni educativos para los jóvenes televidentes. Por ejemplo, MUJERES RICAS. Se emite a las 19.20 horas los sábados en la 6ª (aunque ha cambiado varias veces de hora y día). Es un programa que se limita a mostrar la riqueza y los lujos de unas mujeres, cuyas únicas actividades a lo largo del día son ir de compras, quedar para hablar (con bastante incultura, por cierto) e ir de fiesta.

En primer lugar, critico este programa por la nefasta influencia que puede ejercer sobre niños y jóvenes, porque no deja de mostrar una “cultura irreal”, debido a que la inmensa mayoría de los telespectadores no pueden desarrollar un estilo de vida como el que se muestra en este programa.

Las protagonistas muestran toda su riqueza, su facilidad para gastar enormes cantidades de dinero y el acceso a un estilo de vida que no está al alcance de casi nadie.

En segundo lugar, y relacionado con el punto anterior, me parece bastante inmoral. En momentos de crisis económica, cuando muchas personas que no tienen trabajo, que están en paro o que deben hacer malabarismos para llegar a fin de mes, mensajes como el de este programa, con consumo desbordado o lujos inimaginables para muchos, son de muy mal gusto e incluso remueven la sensibilidad de cualquiera.

En conclusión, este tipo de programas no producen nada positivo en nadie, ni en mayores, ni en jóvenes y, mucho menos, en niños. En todo caso, pueden crear sensación de decepción e incluso de envidia al no poder alcanzar lo que otras personas disfrutan. Y lo que es peor: no se muestran en ningún momento las capacidades, las profesiones o los estudios de estas personas o cómo han conseguido tanto.

  
(Los niños imitan todo lo que ven)









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